4D óptico/Los dos mundos - 23.10.2011 - lanacion.com  

Máquinas y androides abundan en la dramaturgia de Javier Daulte (1963): es evidente su fascinación con esos artefactos y su inserción en el mundo cotidiano, en el que a menudo introducen variables que nos confunden. Aquí se trata nada menos que de la existencia de una realidad paralela (o dos): en un laboratorio de última generación, con nombre alemán pero con personal bien porteño, un grupo de científicos de ambos sexos se dedican a experimentos basados sobre la óptica, por cuenta de una firma japonesa. Uno de ellos, Max, bastante fanfarrón, vuelve de un congreso en Bremen, en la histórica mansión Urkel, donde se encontró con una colega, Mónica d'Almessi, cuyo sólo nombre tiene connotaciones sombrías (ya sabremos por qué). Lo que sucede a partir de ahí es tan complejo y apasionante como para mantener al espectador al borde del asiento durante dos horas, intrigado y a la vez divertidísimo con las andanzas de estos personajes, que tanto se nos parecen y que de a ratos son otros.

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